Esta propuesta de etiquetado ha sido promovida por la propia industria y no, cumple los estándares que reclama la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros organismos internacionales. Con Nutri-score, sólo se beneficia a la industria, no a la población.
El cálculo que hace el algoritmo suscita que la mayor parte de los productos obtengan una clasificación verde a pesar de contener altos niveles de azúcar, grasa o sal y al no estar desagregada en categorías, el consumidor o consumidora no puede saber la cantidad de azúcar, sal o grasa que contiene el alimento, si no se observa, como se ha hecho hasta ahora, la tabla nutricional.
En definitiva, este sistema de etiquetado es un coladero de productos insanos categorizados como saludables, lo que provoca una falsa sensación de salud alimentaria en el proceso de compra.
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